Úlceras por presión

Lesiones en la piel y los tejidos subyacentes causadas por presión prolongada, especialmente en personas con movilidad limitada.

Pedro Manuel Sánchez Jurado - Doctoralia.es

ÚLCERAS POR PRESIÓN

1. Las úlceras por presión son lesiones en la piel y tejidos subyacentes causadas por presión prolongada sobre una zona del cuerpo. En mayores de 65 años, son frecuentes en personas con movilidad reducida y suelen aparecer en áreas como el sacro, caderas y talones.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si observas:

  • Enrojecimiento persistente en zonas de presión que no desaparece al aliviarla.

  • Heridas abiertas o ampollas en áreas como sacro, caderas, talones o codos.

  • Dolor o malestar en zonas afectadas.

  • Infecciones visibles, como pus, mal olor o fiebre.

  • Pérdida de peso o desnutrición, que dificulten la cicatrización.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Presión prolongada: Por estar mucho tiempo en una misma posición (cama o silla de ruedas).

  • Fricción y deslizamiento: Al mover al paciente de forma incorrecta.

  • Piel frágil: Asociada a cambios dermatológicos propios del envejecimiento y deshidratación.

  • Malnutrición o deshidratación: Que dificultan la regeneración de los tejidos.

  • Enfermedades crónicas: Como diabetes, insuficiencia vascular o inmovilidad prolongada.

4. ¿Cómo se diagnostican?

El diagnóstico incluye:

  • Evaluación clínica detallada, para identificar la gravedad según las fases de la úlcera (I a IV).

  • Inspección regular de la piel, especialmente en zonas de presión.

  • Pruebas de laboratorio, para evaluar estado nutricional e infecciones.

  • Análisis microbiológico, si hay signos de infección.

5. Prevención y manejo

El tratamiento debe ser individualizado:

  • Cambios posturales frecuentes, cada 2 horas, para aliviar la presión.

  • Superficies especializadas, como colchones o cojines antiescaras.

  • Higiene adecuada de la piel, manteniéndola limpia y seca.

  • Curación avanzada de heridas, con apósitos específicos según la fase de la úlcera.

  • Tratamiento de infecciones, con antibióticos si es necesario.

  • Mejorar la nutrición, con suplementos de proteínas, zinc y vitamina C.

  • Educación a cuidadores, para prevenir y manejar adecuadamente estas lesiones.

La prevención es clave para evitar complicaciones graves y mantener la calidad de vida del adulto mayor.

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ÚLCERAS POR PRESIÓN

1. Las úlceras por presión son lesiones en la piel y tejidos subyacentes causadas por presión prolongada sobre una zona del cuerpo. En mayores de 65 años, son frecuentes en personas con movilidad reducida y suelen aparecer en áreas como el sacro, caderas y talones.

2. ¿Cuándo deberías preocuparte?

Consulta a un geriatra si observas:

  • Enrojecimiento persistente en zonas de presión que no desaparece al aliviarla.

  • Heridas abiertas o ampollas en áreas como sacro, caderas, talones o codos.

  • Dolor o malestar en zonas afectadas.

  • Infecciones visibles, como pus, mal olor o fiebre.

  • Pérdida de peso o desnutrición, que dificulten la cicatrización.

3. Causas comunes en mayores de 65 años

  • Presión prolongada: Por estar mucho tiempo en una misma posición (cama o silla de ruedas).

  • Fricción y deslizamiento: Al mover al paciente de forma incorrecta.

  • Piel frágil: Asociada a cambios dermatológicos propios del envejecimiento y deshidratación.

  • Malnutrición o deshidratación: Que dificultan la regeneración de los tejidos.

  • Enfermedades crónicas: Como diabetes, insuficiencia vascular o inmovilidad prolongada.

4. ¿Cómo se diagnostican?

El diagnóstico incluye:

  • Evaluación clínica detallada, para identificar la gravedad según las fases de la úlcera (I a IV).

  • Inspección regular de la piel, especialmente en zonas de presión.

  • Pruebas de laboratorio, para evaluar estado nutricional e infecciones.

  • Análisis microbiológico, si hay signos de infección.

5. Prevención y manejo

El tratamiento debe ser individualizado:

  • Cambios posturales frecuentes, cada 2 horas, para aliviar la presión.

  • Superficies especializadas, como colchones o cojines antiescaras.

  • Higiene adecuada de la piel, manteniéndola limpia y seca.

  • Curación avanzada de heridas, con apósitos específicos según la fase de la úlcera.

  • Tratamiento de infecciones, con antibióticos si es necesario.

  • Mejorar la nutrición, con suplementos de proteínas, zinc y vitamina C.

  • Educación a cuidadores, para prevenir y manejar adecuadamente estas lesiones.

La prevención es clave para evitar complicaciones graves y mantener la calidad de vida del adulto mayor.

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